Paciente oncológico

Ejercicio físico durante el tratamiento del cáncer

¿Puedo o puede el paciente realizar ejercicio físico mientras está bajo tratamiento oncológico?

Tras el tratamiento del cáncer, como el de mama, se produce una pérdida de fuerza muy marcada en las extremidades inferiores, que puede deberse tanto al daño en el músculo del propio tratamiento (sobre todo con antraciclinas) como al declive de los niveles de actividad física. Esto se traduce en menor capacidad para caminar, levantarse de la silla o subir escaleras. Además de la pérdida de función, el estado muscular guarda relación con la tolerancia al tratamiento, por lo que se hace indispensable mantener la masa muscular durante el tratamiento.

En este sentido, el entrenamiento de fuerza se presenta como una estrategia para contrarrestar esta pérdida en la fuerza, en la masa muscular y en la función de las pacientes. Cuando se realiza a altas intensidades (más del 85% de la capacidad máxima de la persona), se ha encontrado que produce mayores mejoras en la fuerza que en intensidades inferiores, y, en el caso de personas mayores, induce a la hipertrofia muscular, lo que sería muy interesante para mantener la masa muscular bajo el tratamiento del cáncer, aunque no se ha estudiado la seguridad y factibilidad de este tipo de entrenamiento en pacientes bajo tratamiento.

Este estudio analizó el efecto de un entrenamiento de alta intensidad en las extremidades inferiores sobre la fuerza muscular, la economía de la marcha, la masa muscular y la función en mujeres diagnosticadas con cáncer de mama a las que se les había asignado un tratamiento de cirugía (conservadora o mastectomía) y tratamiento adyuvante.

Las pacientes acudieron 2-3 semanas tras la cirugía y empezaron el programa una semana antes del tratamiento adyuvante y durante el mismo. La intervención consistió en realizar entrenamientos en las extremidades inferiores con una prensa, a una intensidad del aproximadamente 90% de 1RM (peso requerido para poder realizar sólo 1 máxima repetición de ese ejercicio) 2 veces por semana durante 12 semanas, y se comparó con un grupo control.

Ejercicio en prensa de piernas

Los resultados se pueden resumir como sigue:

  • Factibilidad y seguridad del programa: El 96% de las sesiones fueron completadas y la intensidad del protocolo fue alcanzada. No hubo efectos adversos.
  • Fuerza: Las pacientes del grupo de fuerza aumentaron su 1RM en un 20%, mientras que en el grupo control disminuyó un 9%
  • Masa muscular: Aunque no hubo diferencias entre grupos, hubo una tendencia al incremento en el grupo de ejercicio.
  • Función: El grupo de ejercicio mejoró la función en pruebas que medían gestos como caminar, levantarse de la silla y subir escaleras.

Este tipo de entrenamiento requiere menos de una hora a la semana y es costo-efectivo. Además, las pacientes alcanzaron la intensidad prescrita y tuvieron una buena tasa de cumplimiento. Por tanto, puede ser una buena opción para contrarrestar los efectos del tratamiento, aumentando la fuerza y la función durante el tratamiento adyuvante del cáncer de mama.

Estos resultados destacan también la importancia de incorporar ejercicio físico con fines terapéuticos, por lo que caminar a pesar de ser beneficioso suele ser insuficiente.

Es siempre bueno recordar que, es imprescindible una valoración previa por la fisioterapeuta antes de cualquier intervención de ejercicio, para poder garantizar la seguridad clínica. Los ejercicios siempre serán bajo supervisión sanitaria e individualizados. En el caso de estar bajo tratamiento, en fisioterapia valoramos cómo repercute este proceso en el estado físico del paciente.

Por tanto, ¿Puedo hacer ejercicio durante el tratamiento?

La respuesta es: Sí, puedes y debes, aunque con matices, por lo que es altamente recomendable el acompañamiento de un fisioterapeuta para que sea de manera individualizada y supervisada, y así poder garantizar los beneficios y la seguridad del mismo.

Fuente: Heavy Resistance Training in Breast Cancer Patients Undergoing Adjuvant Therapy. Med Sci Sports Exerc. 2020 Jun;52(6):1239-1247. doi: 10.1249/MSS.0000000000002260.

Cáncer de Mama

Tratamiento del linfedema ¿Y la función?

En muchas ocasiones, hablando con pacientes que sufren linfedema asociado al cáncer de mama, me comentan sobre todo el proceso de tratamiento que han tenido desde la aparición del mismo.

Una de las cosas que más me llaman la atención, es que dicho tratamiento está exclusivamente orientado a la disminución del volumen del brazo. Si bien resulta beneficioso para el paciente por la disminución de síntomas como la sensación de pesadez y la incomodad, además del beneficio sobre la imagen corporal, este tratamiento es principalmente pasivo.

Actualmente, se conoce que las mujeres que sufren linfedema tienen aún más afectada la función del brazo que aquellas que no lo padecen. No sólo por los síntomas, sino por una disminución de la movilidad y fuerza. Además, las pacientes con linfedema presentan más miedo al movimiento y tienden al desuso del brazo. Esto se traduce a un menor desempeño en las actividades de la vida diaria y una tendencia clara tanto al sedentarismo como a la falta de inactividad física.

Por tanto, en el abordaje de la paciente con linfedema se debe valorar la función del brazo y los niveles de actividad física, introduciendo programas de ejercicio físico terapéutico en aquellos casos que sea necesario.

Además, si no tienes linfedema pero te preocupa padecerlo, debes saber que el ejercicio con pesas supervisado no aumenta el riesgo de padecerlo ¡Ponte en manos de un fisioterapeuta! Y ABRAZA EL MOVIMIENTO

Media

Podcast-Oncología cuéntame

Desde el podcast de Oncología Cuéntame me hicieron una entrevista. El audio puede reproducirse en el siguiente enlace:

Enlace: https://oncologiacuentame.com/linfedema/

En ella, hablo sobre qué es el ejercicio con fines de tratamiento en el paciente oncológico y por qué las mujeres que han sido operadas de cáncer de mama pueden y deben hacer ejercicio para obtener beneficios.

Me hizo especial ilusión que contaran conmigo, ya que es un podcast dedicado al paciente oncológico y el cual suelo escuchar para aprender conceptos generales que siempre pueden necesitar los pacientes. Y sobre todo, recomiendo el podcast a todo el mundo.

Desde que se publicó hace tan sólo un mes (Febrero del 2020) personas de todos los rincones de España han contactado conmigo para comunicarme que les ha sido útil, tanto a nivel personal como para sus pacientes.

Gracias a todos por el feedback y gracias a Maria José de Oncología Cuéntame por hacer de altavoz para romper el mito entre el ejercicio y el linfedema y durante el cáncer de mama.

Paciente oncológico

Ejercicio y sistema inmune en el paciente con cáncer

Tanto la actividad física como el ejercicio físico previenen muchas enfermedades, entre ellas el cáncer. Y una vez que hay un diagnóstico de cáncer,el ejercicio también se asocia con un aumento de la supervivenvia y una disminución de la mortalidad en el paciente (por el cáncer y por otro tipo de motivos). Además, en algunos cánceres, como el de mama, se ha demostrado que disminuye la recurrencia (que la enfermedad vuelva a aparecer) y previene segundos cánceres.

Este efecto protector del ejercicio se le atribuye a varios mecanismos relacionados con cambios biológicos y en la composición corporal. Entre ellos, las II Jornadas de Oncología Integrativa de la UMA se centraron en el Sistema Inmune. Como di una ponencia sobre ejercicio, os comparto parte de la información sobre la relación entre el ejercicio, el sistema inmune, y el cáncer.

Por un lado, sabemos que las células inmunitarias son beneficiosas, ya que se encargan de destruir agentes patógenos o malignos que se encuentren en el organismo. Durante el ejercicio, la función inmune aumenta o mejora a través de 3 vías:

Aumento de la temperatura corporal y vasodilatación.

Al realizar ejercicio físico, aumenta la temperatura de nuestro cuerpo y los vasos sanguíneos aumentan su diámetro, lo cual facilita el tráfico de sangre con células sanguíneas, entre ellas las células inmunitarias. Como el ambiente tumoral es hipóxico (con poco oxígeno), se cree que el realizar ejercicio podría facilitar la llegada de sangre al tumor y con ello las células inmunitarias (eso es una hipótesis y se está estudiando a nivel preclínico, en laboratorios).

Aumento de las células inmunitarias circulando en sangre.

Con el ejercicio, aumenta en la sangre el número de células inmunes citotóxicas, que son los Linfocitos T y las células «Natural Killer» (NK). En personas sanas, el aumento de células NK era algo conocido, y también se ha demostrado que en pacientes con cáncer que realizan ejercicio se ve aumentado este número de células. Niveles altos de estas células en tumores de pacientes con cáncer están vinculadas a un mejor pronóstico. Y pudiera tener relación con la prevención de la inflamación crónica (la cual aumenta el riesgo de otras enfermedades, como la diabetes tipo II y también el cáncer).

Durante el ejercicio también aumenta el número de glóbulos blancos (leucocitos, neutrófilos,…) que salen a patrullar el organismo en busca de agentes patógenos. Estas células son reclutadas desde distintas partes del cuerpo, como son el bazo, los ganglios linfáticos, el tracto gastrointestinal y algunas paredes vasculares. Se cree que la liberación de los glóbulos blancos de estas localizaciones hace que se mande una señal a la médula ósea (que es la productora de glóbulos blancos) para que produzca más células inmunes. Esto podría explicar por qué los pacientes oncológicos que realizan ejercicio son menos propensos a tener reducciones de la terapia debido al bajo número de células inmunes: Se ha realizado un ensayo clínico con pacientes de cáncer de mama y se comparó aquellas que realizaban ejercicio aeróbico 24 horas antes de la quimioterapia con otro grupo que no realizaba ejercicio. El grupo de ejercicio tuvo mayores tasas de cumplimiento de tratamiento en comparación con el otro grupo de pacientes que tuvo interrupciones del mismo relacionadas con neutropenia febril (bajo estado de sus defensas).

Liberación de mioquinas.

Las mioquinas o citoquinas con un tipo de proteínas liberadas por los músculos durante el ejercicio. Estas sustancias tienen una función metabólica (ayuda a todos los procesos relacionados con el consumo de energía) y además regulan el sistema inmune. Entre los efectos del ejercicio a largo plazo (efecto crónico del ejercicio) en personas sanas, se produce en la sangre una disminución de las mioquinas proinflamatorias (favorecen estado inflamatorio) y una disminución de las antiinflamatorias. En pacientes oncológicos (supervivientes de cáncer de mama y de próstata), se ha demostrado que el ejercicio disminuye los niveles en sangre de algunos marcadores inflamatorios relacionados con la acción de estas mioquinas.

En resumen, el ejercicio es beneficioso y tiene un efecto protector, así que:

¡ACTIVA TU SISTEMA INMUNE!

Fuentes:

Exercise protects from cancer through regulation of immune function and inflammation.Biochem Soc Trans. 2017 Aug 15;45(4):905-1.

Molecular Mechanisms Linking Exercise to Cancer Prevention and Treatment. Cell Metab. 2018 Jan 9;27(1):10-21.

Exercise Training in Cancer Control and Treatment
Jesper Frank Christensen,Casper Simonsen,and Pernille Hojman. Compr Physiol. 2018 Dec 13;9(1):165-205. doi: 10.1002/cphy.c180016.

Ejercicio y cáncer

Beneficios del Ejercicio Terapéutico en Pacientes Oncológicos

El entrenamiento con ejercicios es seguro y factible en todo el proceso oncológico , pudiendo mejorar el funcionamiento físico y variables relacionadas con el estado psico-social del paciente.

Sin embargo, las adaptaciones fisiológicos necesarias para que el paciente se beneficie pueden verse obstaculizadas por los efectos adversos del tratamiento contra el cáncer. (Para que haya seguridad clínica, recientemente se estableció la esta guía que los oncólogos sepan cuándo derivar a fisioterapia).

Aunque aún queda por investigar, el ejercicio terapéutico podría reducir las toxicidades inducidas por la quimioterapia y mejorar las tasas de finalización del tratamiento. Actualmente, se está investigando si el ejercicio puede retrasar la progresión de la enfermedad y mejorar la supervivencia, así como la posibilidad de una mayor eficacia de la terapia anticancerígena mediante el ejercicio.

De manera resumida, en la siguiente imagen se muestran los efectos que se han hallado en algunos estudios sobre el ejercicio cuando se realiza con objetivos terapéuticos en el paciente oncológico.

Toda la información es resumida del excelente artículo de Christensen et al.

Fuente: Exercise Training in Cancer Control and Treatment
Jesper Frank Christensen,Casper Simonsen,and Pernille Hojman. Compr Physiol. 2018 Dec 13;9(1):165-205. doi: 10.1002/cphy.c180016.

Disponible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/30549018