Tanto la actividad física como el ejercicio físico previenen muchas enfermedades, entre ellas el cáncer. Y una vez que hay un diagnóstico de cáncer,el ejercicio también se asocia con un aumento de la supervivenvia y una disminución de la mortalidad en el paciente (por el cáncer y por otro tipo de motivos). Además, en algunos cánceres, como el de mama, se ha demostrado que disminuye la recurrencia (que la enfermedad vuelva a aparecer) y previene segundos cánceres.
Este efecto protector del ejercicio se le atribuye a varios mecanismos relacionados con cambios biológicos y en la composición corporal. Entre ellos, las II Jornadas de Oncología Integrativa de la UMA se centraron en el Sistema Inmune. Como di una ponencia sobre ejercicio, os comparto parte de la información sobre la relación entre el ejercicio, el sistema inmune, y el cáncer.
Por un lado, sabemos que las células inmunitarias son beneficiosas, ya que se encargan de destruir agentes patógenos o malignos que se encuentren en el organismo. Durante el ejercicio, la función inmune aumenta o mejora a través de 3 vías:
Aumento de la temperatura corporal y vasodilatación.
Al realizar ejercicio físico, aumenta la temperatura de nuestro cuerpo y los vasos sanguíneos aumentan su diámetro, lo cual facilita el tráfico de sangre con células sanguíneas, entre ellas las células inmunitarias. Como el ambiente tumoral es hipóxico (con poco oxígeno), se cree que el realizar ejercicio podría facilitar la llegada de sangre al tumor y con ello las células inmunitarias (eso es una hipótesis y se está estudiando a nivel preclínico, en laboratorios).
Aumento de las células inmunitarias circulando en sangre.
Con el ejercicio, aumenta en la sangre el número de células inmunes citotóxicas, que son los Linfocitos T y las células “Natural Killer” (NK). En personas sanas, el aumento de células NK era algo conocido, y también se ha demostrado que en pacientes con cáncer que realizan ejercicio se ve aumentado este número de células. Niveles altos de estas células en tumores de pacientes con cáncer están vinculadas a un mejor pronóstico. Y pudiera tener relación con la prevención de la inflamación crónica (la cual aumenta el riesgo de otras enfermedades, como la diabetes tipo II y también el cáncer).
Durante el ejercicio también aumenta el número de glóbulos blancos (leucocitos, neutrófilos,…) que salen a patrullar el organismo en busca de agentes patógenos. Estas células son reclutadas desde distintas partes del cuerpo, como son el bazo, los ganglios linfáticos, el tracto gastrointestinal y algunas paredes vasculares. Se cree que la liberación de los glóbulos blancos de estas localizaciones hace que se mande una señal a la médula ósea (que es la productora de glóbulos blancos) para que produzca más células inmunes. Esto podría explicar por qué los pacientes oncológicos que realizan ejercicio son menos propensos a tener reducciones de la terapia debido al bajo número de células inmunes: Se ha realizado un ensayo clínico con pacientes de cáncer de mama y se comparó aquellas que realizaban ejercicio aeróbico 24 horas antes de la quimioterapia con otro grupo que no realizaba ejercicio. El grupo de ejercicio tuvo mayores tasas de cumplimiento de tratamiento en comparación con el otro grupo de pacientes que tuvo interrupciones del mismo relacionadas con neutropenia febril (bajo estado de sus defensas).
Liberación de mioquinas.
Las mioquinas o citoquinas con un tipo de proteínas liberadas por los músculos durante el ejercicio. Estas sustancias tienen una función metabólica (ayuda a todos los procesos relacionados con el consumo de energía) y además regulan el sistema inmune. Entre los efectos del ejercicio a largo plazo (efecto crónico del ejercicio) en personas sanas, se produce en la sangre una disminución de las mioquinas proinflamatorias (favorecen estado inflamatorio) y una disminución de las antiinflamatorias. En pacientes oncológicos (supervivientes de cáncer de mama y de próstata), se ha demostrado que el ejercicio disminuye los niveles en sangre de algunos marcadores inflamatorios relacionados con la acción de estas mioquinas.
En resumen, el ejercicio es beneficioso y tiene un efecto protector, así que:
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Fuentes:
Exercise protects from cancer through regulation of immune function and inflammation.Biochem Soc Trans. 2017 Aug 15;45(4):905-1.
Molecular Mechanisms Linking Exercise to Cancer Prevention and Treatment. Cell Metab. 2018 Jan 9;27(1):10-21.
Exercise Training in Cancer Control and Treatment
Jesper Frank Christensen,Casper Simonsen,and Pernille Hojman. Compr Physiol. 2018 Dec 13;9(1):165-205. doi: 10.1002/cphy.c180016.