Es 1 de Abril tuve el placer participar como ponente en el Congreso Nacional Linfedema “Abriendo nuevas vías” organizado por el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Castilla y León, celebrado en Valladolid.
Mi ponencia se tituló “Abordaje activo del linfedema asociado al cáncer de mama: Importancia del ejercicio físico terapéutico” y en esta entrada, quiero compartiros un resumen con los mensajes clave de la misma.
En primer lugar, se hace muy necesario hacer una parada en la historia para darnos cuenta de que actualmente se mantienen mitos y creencias sobre evitar actividad en el brazo del lado operado, a pesar de que es un mito que empezó a desafiarse hace 25 años (Roldán-Jiménez C. Medical Hypotheses, 20o23). De hecho, la evidencia científica actualmente recomienda ejercicio de fuerza supervisado, progresivo e individualizado para prevenir el linfedema asociado al cáncer de mama (Schmitz KH et al. CA Cancer J Clinic, 2019)
Y al margen de los beneficios del ejercicio de fuerza sobre el linfedema asociado al cáncer de mama, el ejercicio en general es beneficioso para la paciente con cáncer de mama, y debe integrarse como parte del tratamiento complementario. Es por ello que los oncólogos y demás profesionales sanitarios que atienden a la paciente en el momento del diagnóstico, deben asegurarse que de la paciente mantiene unos niveles de adecuados de actividad física. Y si no es así y además hay dudas sobre si se puede realizar el ejercicio con seguridad, se debe derivar a fisioterapia para programas de ejercicio con fines terapéuticos, como explico en esta entrada del año 2019.
A pesar de la recomendación dentro de todas las guías oncológicas a nivel internacional para pacientes con cáncer, incluidos aquellos con cáncer de mama, así como de los beneficios para las pacientes con linfedema, el propio linfedema en sí mismo supone una barrera para el ejercicio. Además, sabemos que las pacientes con lifnedema asociado al cáncer de mama tiene mayor tendencia a presentar miedo al movimiento o kinesiofobia (Gencay Can A et al, 2019), la cual supone una importante barrera al ejercicio. Por ello, es imprescindible que el ejercicio vaya acompañado de educación ¡Y divulgación! Prueba de ello es este mismo blog y mi libro “Cáncer de Mama y Ejercicio Físico”, escrito para pacientes.
El proceso de investigación durante la escritura del libro me llevó a plantearme cuál serían los mecanismos fisiológicos que podría haber detrás de este efecto preventivo y beneficioso del ejercicios obre el linfedema asociado al cáncer de mama. En una revisión de la literatura intensa tratando de dar respuesta a esta pregunta, aprendí que la respuesta era que es un ámbito por descubrir. Eso sí, pude clasificar los hallazgos en función de la naturaleza de las variables que podrían estar implicadas y compartirlo con el mundo científico (Roldán-Jiménez C. Medical Hypotheses, 2023).
En resumen, y como digo siempre, el ejercicio en las pacientes on cáncer de mama, incluidas aquella con linfedema, PUEDEN Y DEBEN hacer ejercicio. Es recomendable, beneficioso, seguro….
¡¡¡Y OBLIGATORIO!!!