Cáncer de Mama

Uso el brazo, pero sin abusar

Tras sufrir un cáncer de mama, es muy común la falta de función del brazo del lado afecto, y por tanto, es algo que los fisioterapeutas debemos valorar. Durante la entrevista clínica con pacientes, con frecuencia nos indican que USAN EL BRAZO PERO SIN ABUSAR.

-Fisioterapeuta: ¿Usa usted el brazo?

– Paciente: Sí, pero sin abusar.

Y me pregunto yo: ¿Desde cuándo usar una parte de tu cuerpo es abusar de ella? Entiendo perfectamente que esa respuesta se refiere a un uso excesivo del brazo, pero entendamos también qué alberga esa respuesta:

Tras el tratamiento del cáncer de mama (sobre todo si se incluye cirugía), se produce una pérdida de la función del brazo: Menos movilidad, menos fuerza, incluso aparición de linfedema. Todo esto conduce a no poder realizar las actividades de la vida diaria como lo hacías con anterioridad. Ante estas condiciones, cualquier cosa que podamos realizar (desde sujetar un volante hasta coger una botella) puede suponer tener el brazo en un estado más óptimo que el que tienes actualmente.

Dicho esto, la clave no está en no dar por echo esa nueva normalidad: Si con fregar el suelo te molesta el brazo, si realizar tareas conlleva asumir que luego te vas a encontrar mal, si tras 20 minutos con los brazos al volante no puedes más, etc, cualquier cosa que sea más exigente te supondrá un exceso de actividad para tu estado físico actual, o como dirías «has abusado del brazo».

La clave está en poco a poco ir ganando fuerza, y en la mayoría de los casos:

a) desconoces que esto es posible y/o tienes miedo

b) tu propio estado físico y secuelas te impide avanzar

c) te sientes perdida sobre cómo comenzar.

Todo esto es aún más complicado cuando padeces de linfedema o sientes que estás en riesgo de padecerlo. Por eso mismo, como ya comentamos en otro post, la figura del fisioterapeuta es indispensable para guiarte en todo este proceso.

Del brazo NO se abusa, el brazo se USA.

Solamente quizás haya que reaprender a usarlo conociendo el por qué de tu estado y cómo revertirlo, hasta que progresivamente recupere su función o gran parte de ella, dependiendo de cada persona.

El brazo, al igual que el resto de nuestro cuerpo, es parte de ti, está para servirte. Y tú debes cuidarlo. Cuidarlo no es sobreprotegerlo, sino entender su proceso de recuperación y avanzar con conocimiento y seguridad.

Y nunca, nunca lo olvides:

#ABRAZAELMOVIMIENTO

Salud General

Es normal ¿Pero es modificable?

Con mayor frecuencia de la que nos gustaría, nos encontramos con pacientes a los cuales les han dicho que su situación (función, síntoma, alteración de algún sistema, consecuencia de tratamiento o accidente, etc) ES NORMAL.

Si algún fisioterapeuta lee esto, seguramente esté recordando todas esas veces en las que ha visto pacientes con su vida limitada porque con asumir una normalidad, le estaban indicando que debía conformarse con una situación que era (totalmente o en parte) reversible si se trata con fisioterapia, la gran olvidada.

Evidentemente, es normal que duela el hombro si has sufrido un desgarro, es normal que te pueda doler el tobillo si sufres un traumatismo, es normal que no puedas hacer casi nada después de una operación o un proceso oncológico. Pero lo importante es preguntarnos si esa NORMALIDAD ES MODIFICABLE, si podemos revertir ese estado físico, función o síntoma actual.

Por ejemplo, es habitual que a un paciente tras sufrir un cáncer le digan que es normal que se canse pronto y que su actividad física se vea limitada a actividades muy suaves ¿Pero significa esto que debe permanecer en ese estado para siempre y lidiar con esa secuela para el resto de su vida? Si bien es cierto que los tratamientos oncológicos producen efectos adversos tales como la fatiga, existe una mejora, cuyo margen variará dependiendo de cada caso.

Las fisioterapeutas realizamos una valoración del paciente, desde aquel que ha sufrido un ictus hasta un accidente laboral, para determinar qué es posible mejorar y realizar el tratamiento más adecuado para cada caso.

En resumen, asume tu normalidad como tu normalidad de hoy, pero debes conocer que la fisioterapia te puede ayudar a revertir ese estado para transformar tu normalidad de mañana.

Si has pasado o estás atravesando una enfermedad, lesión, período de hospitalización, intervención quirúrgica, etc. Antes de asumir tu «nueva normalidad», acude al fisioterapeuta, el profesional sanitario experto en el movimiento que te podrá valorar y tratar, derivando también a otros profesionales (terapeutas ocupacionales, psicólogos, nutricionistas, etc) cuando sea necesario.

Paciente oncológico

Ejercicio físico durante el tratamiento del cáncer

¿Puedo o puede el paciente realizar ejercicio físico mientras está bajo tratamiento oncológico?

Tras el tratamiento del cáncer, como el de mama, se produce una pérdida de fuerza muy marcada en las extremidades inferiores, que puede deberse tanto al daño en el músculo del propio tratamiento (sobre todo con antraciclinas) como al declive de los niveles de actividad física. Esto se traduce en menor capacidad para caminar, levantarse de la silla o subir escaleras. Además de la pérdida de función, el estado muscular guarda relación con la tolerancia al tratamiento, por lo que se hace indispensable mantener la masa muscular durante el tratamiento.

En este sentido, el entrenamiento de fuerza se presenta como una estrategia para contrarrestar esta pérdida en la fuerza, en la masa muscular y en la función de las pacientes. Cuando se realiza a altas intensidades (más del 85% de la capacidad máxima de la persona), se ha encontrado que produce mayores mejoras en la fuerza que en intensidades inferiores, y, en el caso de personas mayores, induce a la hipertrofia muscular, lo que sería muy interesante para mantener la masa muscular bajo el tratamiento del cáncer, aunque no se ha estudiado la seguridad y factibilidad de este tipo de entrenamiento en pacientes bajo tratamiento.

Este estudio analizó el efecto de un entrenamiento de alta intensidad en las extremidades inferiores sobre la fuerza muscular, la economía de la marcha, la masa muscular y la función en mujeres diagnosticadas con cáncer de mama a las que se les había asignado un tratamiento de cirugía (conservadora o mastectomía) y tratamiento adyuvante.

Las pacientes acudieron 2-3 semanas tras la cirugía y empezaron el programa una semana antes del tratamiento adyuvante y durante el mismo. La intervención consistió en realizar entrenamientos en las extremidades inferiores con una prensa, a una intensidad del aproximadamente 90% de 1RM (peso requerido para poder realizar sólo 1 máxima repetición de ese ejercicio) 2 veces por semana durante 12 semanas, y se comparó con un grupo control.

Ejercicio en prensa de piernas

Los resultados se pueden resumir como sigue:

  • Factibilidad y seguridad del programa: El 96% de las sesiones fueron completadas y la intensidad del protocolo fue alcanzada. No hubo efectos adversos.
  • Fuerza: Las pacientes del grupo de fuerza aumentaron su 1RM en un 20%, mientras que en el grupo control disminuyó un 9%
  • Masa muscular: Aunque no hubo diferencias entre grupos, hubo una tendencia al incremento en el grupo de ejercicio.
  • Función: El grupo de ejercicio mejoró la función en pruebas que medían gestos como caminar, levantarse de la silla y subir escaleras.

Este tipo de entrenamiento requiere menos de una hora a la semana y es costo-efectivo. Además, las pacientes alcanzaron la intensidad prescrita y tuvieron una buena tasa de cumplimiento. Por tanto, puede ser una buena opción para contrarrestar los efectos del tratamiento, aumentando la fuerza y la función durante el tratamiento adyuvante del cáncer de mama.

Estos resultados destacan también la importancia de incorporar ejercicio físico con fines terapéuticos, por lo que caminar a pesar de ser beneficioso suele ser insuficiente.

Es siempre bueno recordar que, es imprescindible una valoración previa por la fisioterapeuta antes de cualquier intervención de ejercicio, para poder garantizar la seguridad clínica. Los ejercicios siempre serán bajo supervisión sanitaria e individualizados. En el caso de estar bajo tratamiento, en fisioterapia valoramos cómo repercute este proceso en el estado físico del paciente.

Por tanto, ¿Puedo hacer ejercicio durante el tratamiento?

La respuesta es: Sí, puedes y debes, aunque con matices, por lo que es altamente recomendable el acompañamiento de un fisioterapeuta para que sea de manera individualizada y supervisada, y así poder garantizar los beneficios y la seguridad del mismo.

Fuente: Heavy Resistance Training in Breast Cancer Patients Undergoing Adjuvant Therapy. Med Sci Sports Exerc. 2020 Jun;52(6):1239-1247. doi: 10.1249/MSS.0000000000002260.

Cáncer de Mama

Tratamiento del linfedema ¿Y la función?

En muchas ocasiones, hablando con pacientes que sufren linfedema asociado al cáncer de mama, me comentan sobre todo el proceso de tratamiento que han tenido desde la aparición del mismo.

Una de las cosas que más me llaman la atención, es que dicho tratamiento está exclusivamente orientado a la disminución del volumen del brazo. Si bien resulta beneficioso para el paciente por la disminución de síntomas como la sensación de pesadez y la incomodad, además del beneficio sobre la imagen corporal, este tratamiento es principalmente pasivo.

Actualmente, se conoce que las mujeres que sufren linfedema tienen aún más afectada la función del brazo que aquellas que no lo padecen. No sólo por los síntomas, sino por una disminución de la movilidad y fuerza. Además, las pacientes con linfedema presentan más miedo al movimiento y tienden al desuso del brazo. Esto se traduce a un menor desempeño en las actividades de la vida diaria y una tendencia clara tanto al sedentarismo como a la falta de inactividad física.

Por tanto, en el abordaje de la paciente con linfedema se debe valorar la función del brazo y los niveles de actividad física, introduciendo programas de ejercicio físico terapéutico en aquellos casos que sea necesario.

Además, si no tienes linfedema pero te preocupa padecerlo, debes saber que el ejercicio con pesas supervisado no aumenta el riesgo de padecerlo ¡Ponte en manos de un fisioterapeuta! Y ABRAZA EL MOVIMIENTO