¿Por qué caminar no es suficiente tras un cáncer de mama?

Caminar aporta múltiples beneficios en la población general. De hecho, la Organización Mundial de la Salud recomienda un mínimo de 10.000 pasos al día. Pero esta recomendación no es más que una pauta general para que el movimiento forme parte de nuestras vidas, ya que el ser humano está diseñado para caminar, moverse, y desplazarse.

En la mayoría de ocasiones, tras el diagnóstico de un cáncer de mama, se le insta a las pacientes a que caminen. Caminar es beneficioso, ya que se ha demostrado que caminar a determinada intensidad mejora la calidad de vida, la fatiga, la salud mental, la calidad del sueño y la capacidad cardiovascular en pacientes que han padecido cáncer de mama. Por lo que si ya caminas… ¡Sigue haciéndolo!

Sin embargo, el ejercicio obtiene mejoras en aquello que se trabaja. Por ejemplo, no vamos a conseguir aumentar la función del brazo operado caminando (Puedes leer más sobre cómo mejorar el brazo aquí).

Ya se sabe que evitar coger pesos para prevenir la aparición del linfedema es todo un mito (para más información, te recomiendo esta entrada), así que un estudio reciente comparó los efectos de caminar con ejercicios de fuerza y cardiovascular a alta inensidad. Te lo explico a continuación:

Pacientes que estaban bajo tratamiento con quimioterapia, que habían sido operadas de cáncer de mama hace 6-9 semanas y que eran inactivas físicamente fueron divididas en 2 grupos: El grupo de ejercicio, que realizaba ejercicio cardiovascular y de fuerza de ALTA INTENSIDAD, incluyendo pesas en los brazos; y el grupo que caminaba a una intensidad personalizada y con un seguimiento para que alcanzara la recomendación general de 10.000 pasos al día.

Como resultado, el grupo que realizó ejercicio de alta intensidad mostró un aumento de la fuerza en un 17%-7%, mientras que el grupo que camina sólo la aumentó en un 3%. Esto muestra que el ejercicio con fines terapéuticos en el brazo preserva o aumenta el pérdida de masa muscular que se produce por la quimioterapia. Además, el grupo de ejercicio mostró una mayor reducción de los síntomas en pecho y brazo ocasionados por el linfedema. Y como en otros estudios, los cambios producidos en el líquido corporal relacionado con el linfedema (líquido extracelular) fue similar en los dos grupos.

Por lo tanto, para ganar fuerza o evitar su pérdida durante tratamientos como la quimioterapia, tanto caminar como hacer ejercicio intenso incluyendo trabajo de fuerza son tus aliados ¡No dejes atrás ninguno! Si no sabes cómo comenzar, acude a un fisioterapeuta.

Fuente:

Heavy-load resistance exercise during chemotherapy in physically inactive breast cancer survivors at risk for lymphedema: a randomized trial. Acta Oncologica,Volumen 58, 2019.
Link: https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/0284186X.2019.1643916

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